¿Qué es el cuerpo?
¿Qué es el cuerpo?
¿Qué es el cuerpo? Como definición podemos aceptar que el cuerpo es el conjunto de partes que forman un ser vivo.
Químicamente el cuerpo es una porción limitada de materia, que hace referencia a la forma que adapta la materia y la utilidad que presta.
Según la ciencia, la materia es todo lo que tiene masa y ocupa un lugar en el espacio. Si la materia tiene masa y ocupa un lugar en el espacio significa que es cuantificable, es decir, que se puede medir.
«Nada existe, excepto átomos y espacio vacío, lo demás es opinión». Así resumía Demócrito sus ideas, y la de su maestro Leucipo, sobre la estructura de la materia hace unos 2.500 años.
Desde el punto de vista de la física cuántica, la materia está formada básicamente por vacío, con sus quarks y sus diferentes tipos. Los quarks son la conclusión de los intentos para encontrar los fundamentos de la construcción de la materia. Todo ello fue descrito no hace mucho tiempo, es decir, que somos más vacío que materia. Esto nos acerca mucho más a las definiciones de UCDM sobre el cuerpo (materia).
El cuerpo según Un Curso de Milagros
Según UCDM el cuerpo no existe, es una ilusión, un medio para llevar a cabo determinadas tareas que se le asigna.
El cuerpo más allá de estas definiciones no es nada, ya que por sí sólo no puede hacer nada.
Como tal, el cuerpo no puede brindarte ni paz, ni alegría, ni dolor, no es ni corruptible, ni incorruptible. No puede proporcionar nada, incluso es incapaz de sentir.
Sólo tiene el propósito que se le atribuye. Por eso, a través de él podemos experimentar esas sensaciones, pero solo como un medio de comunicación, sólo el cuerpo no hace nada.
El cuerpo no tiene metas, es un medio que nos sirve para relacionarnos con el entorno, según el propósito que le asignemos. Y esto sólo es propio de la mente.
Dicho propósito es asignado por la mente del pensador, y sólo la mente es quien puede asignar su propósito y los medios necesarios para conseguir el objetivo. También puede cambiar su objetivo si así lo desea y al hacer esto los estados corporales cambiarán también.
Por lo tanto, la sensación de paz es un estado asignado por la mente. Tanto el estado de paz, de alegría, de culpabilidad, miedo, sufrimiento, no son estados del cuerpo, sino que sólo son estados mentales que pueden ser modificados y ser alcanzados.
Considera al cuerpo como un medio para herir, y será herido, si está a las órdenes del miedo, irá en busca de culpabilidad y cumplirá su propósito. Al servicio de su amo atraerá dolor.
Considéralo como un medio para sanar, sanará. El propósito que le adjudiques está en tu mente y sólo puedes hacerte daño a ti mismo o sanarte. Aquí se observa el funcionamiento de la ley de atracción.
Los milagros no son más que el resultado de modificar el propósito de la mente de herir a sanar, y demuestra que la separación no tiene efecto alguno.
Un Curso de Milagros nos dice
Contémplate a ti mismo y verás un cuerpo. Contempla este cuerpo bajo otra luz y se verá diferente- Y sin ninguna luz parecerá haber desaparecido. Sin embargo, estás convencido de que está ahí, aun puedes sentirlo con tus manos, oír sus movimientos. He aquí la imagen que quieres tener de ti mismo; el medio para hacer que tu deseo se cumpla.
Te proporciona los ojos con los que lo contemplas, las manos con las que sientes y los oídos con los que escuchas los sonidos que emite. De este modo te demuestra su realidad. Así el cuerpo se convierte en una teoría de ti mismo, sin proveerle de nada que pueda probar que hay algo más allá de él, ni de ninguna posibilidad de escape a la vista.
El cuerpo crece y se marchita, florece y muere. Y tú no puedes concebirte a ti mismo a parte de él. Lo tildas de pecaminosos y odias sus acciones, tachándolo de malvado. Tu deseo de ser especial dice: “He aquí a mi amado hijo, en quien me complazco”. A este hijo lo percibes exterior a ti. El hijo del hombre percibe una voluntad ajena y desea que sea verdad. El Hijo de Dios conserva aún la Voluntad de su Padre. UCDM C24 VII 580
Los estados mentales son la morada de la emoción que lo provoca, sólo la mente puede atribuirle un propósito, en consecuencia existe una estrecha relación entre ellos.
Esta es una elección libre que tienes ante ti, es parte de tu decisión al elegir, todo lo que forma parte de dicha elección vendrá con ella, incluso lo que crees ser, no puede estar separado.
El cuerpo es la figura principal de este mundo, y según este cada cuerpo contiene una mente individual, separada y desconectada del resto. Ni un solo pensamiento, según esta creencia, está unido a otras mentes ni al Pensamiento desde el que fue creado.
Entonces convengamos que el cuerpo es un medio de comunicación que transmite la información que recibe, a los cuales es completamente indiferente.
Los sentimientos que lleva impregnado el mensaje lo proporciona quien lo emite y quien lo recibe, el cuerpo continúa siendo indiferente.
El cuerpo como medio, sólo puede servir al propósito asignado, tal como lo consideres, eso es lo que creerás que es.
Ante esta situación sólo podemos elegir entre dos opciones utilizar al cuerpo como un medio para compartir o para dividir.
La división o separación es el producto de creer que sólo soy un cuerpo con una mente independiente.
El ego separa mediante este pensamiento, adjudica al cuerpo propósitos de miedo, de culpa o de ataque. Utilizarlo de esta forma se convierte en algo perjudicial para ti.
La unión es el producto de otorgarle al cuerpo el propósito de compartir, de reconocer que no soy un cuerpo, sino una mente que se relaciona a través de él.
Al considerar al cuerpo como un medio de comunicación, estarás compartiendo, y esto se vuelve un acto de comunión. Esto te unirá más con tu ser y cuanto más cerca estés, menos necesidad del cuerpo habrá y comprenderás el poder de la mente que reside en ti.
Ver un cuerpo de otra manera que no sea un medio de comunicación estarás limitando tu mente, hasta el límite de lo físico, además te estarás haciendo daño a ti mismo.
UCDM dice:
Usa el cuerpo para la verdad y lo verás correctamente. UCDM C8 VII 167
El ego concibió al cuerpo para que la mente dividida proyectase fuera de sí mismo el sueño que estaba soñando, haciéndolo real a través de él, sin cuerpo el sueño no existe y sin sueño el cuerpo tampoco.
El propósito asignado al cuerpo está basado en el pasado, que te aleja del presente, y te proyecta al futuro. No se puede experimentar el cuerpo “ahora mismo”, sólo su pasado y su futuro hacen que parezca real y un propósito basado en el pasado fomenta culpabilidad, sacrificio, ataque y miedo.
Un pensamiento egoico se vale del cuerpo para atacar, para obtener placer y para vanagloriarse. Los ataques sólo son físicos, son el resultado de la mecánica del ego de equipararse con el cuerpo y así poder atacar, para diferenciarse del otro y obtener lo que desea. La mente egoica le confiere al cuerpo el propósito que busque lo que a él le falta, así podría restaurar su plenitud.
Al compararte con los demás, experimentas depresión, o te vuelves vano y amargado, como dice desiderata. Al hacer esto te menosprecias al igual que lo haces con tus hermanos y considerando que ellos son espejos de ti mismo, estás negando la salvación y la curación para ambos.
Creer en el cuerpo es poner límites al amor, por ser un límite auto-impuesto para separarte de tu hermano. El límite es que no puedes llegar más allá del límite del cuerpo, tu envoltorio.
Un cuerpo enfermo es el testimonio de que la mente se encuentra separada y que no ha sanado. Es la expresión de sus creencias a través de todo lo que dice, hace o piensa.
De por sí, el cuerpo, no puede curarse a sí mismo ni causarse enfermedades, por lo tanto no tiene necesidad de curación. La enfermedad del cuerpo o su buena salud, sólo depende de cómo lo percibe la mente y el objetivo que le haya asignado.
Por ello, la mente puede curar el cuerpo, pero el cuerpo no puede curar a la mente, quiere decir que la mente es más fuerte que el cuerpo.
El milagro es la demostración que la mente tiene el poder de sanar.
El cuerpo no tiene necesidad de curación, sólo es la mente quién tiene que sanar, por creer que es un cuerpo.
En el libro de texto UCDM C25 II 586
El cuerpo es como el marco de un cuadro, es sólo es un contenedor de la obra principal. La obra maestra que Dios ha situado dentro de este marco es lo único que se puede ver. El cuerpo la contiene por un tiempo, pero no la empaña en absoluto.
¿Deseas la libertad del cuerpo o la de la mente? Sólo es posible elegir una de ellas. ¿Cuál valoras más? ¿Cuál es tu propósito?
El que elijas predominará sobre el otro, uno será el medio y el otro será el fin de tu propósito.
Los medios sirven al fin. Una vez que se aproxima el fin, los medios van disminuyendo su valor, hasta que se reconoce que no tienen función alguna.
Al elegir la libertad del cuerpo, la mente es el medio por el cual se busca conseguir liberarlo, pero, como dijimos anteriormente, el cuerpo no puede ser liberado, ya que no es nada y al no tener sentido, la mente está al servicio de las ilusiones.
El cuerpo lo puedo proteger, pero de forma limitada o temporal, ya que no lo puedo proteger del tiempo, por ejemplo.
Al querer proteger algo que no es nada, estoy protegiendo ilusiones y ello no traerá más ilusiones, por lo tanto, quedará condenado a la muerte.
El cuerpo es el medio al que le puedes asignar el propósito de ayudarte a llegar a tu verdadero “Hogar”. Cuando ese es tu propósito, el cuerpo se cura, ya que no es utilizado para los sueños de separación, de culpabilidad y de miedo.
Al ser su objetivo la unión, ayuda a que todos sus hermanos sean curados y por consiguiente no puede enfermar.
Deja de compartir propósitos que no haya aceptado, porque ha elegido no enfermar ni él ni sus hermanos. Todos los milagros se basan en esta decisión, y se te conceden en el mismo instante en que la tomas.
Más sobre el cuerpo en UCDM
El cuerpo no se ha castigado ni juzgado a sí mismo. No procura hacer del dolor un gozo, ni espera encontrar placer duradero en lo que no es más que polvo. No te dice cuál es su propósito, ni tampoco puede él mismo entender para qué es. No se pregunta lo que es. Por lo tanto, no tiene necesidad de competir. Se puede hacer de él una víctima, pero no puede considerarse a sí mismo como tal. No acepta ningún papel, sino que hace lo que se le dice sin atacar.
El cuerpo no sufre el castigo que le impones, porque no tiene sensaciones. Se comporta tal como tú deseas que lo haga, pero nunca toma decisiones. No nace ni muere. Lo único que puede hacer es vagar sin rumbo por el camino que se le haya indicado. Y si cambias de rumbo camina con igual facilidad por esa otra dirección. No se pone de parte de nada, ni juzga el camino que recorre. No percibe brecha alguna porque no odia. Puede ponerse al servicio del odio, pero no puede por ello convertirse en algo odioso.
Lo que odias y temes, deseas y detestas, el cuerpo no lo conoce. Lo envías a buscar separación y a que sea algo separado. Luego lo odias, no por lo que es, sino por el uso que has hecho de él. Te desvinculas de lo que ve y oye, y odias su debilidad y pequeñez. Detestas sus actos, pero no los tuyos. Más el cuerpo ve y actúa por ti. Él oye tu voz. Y es frágil e insignificante porque así lo deseas. Parece castigarte, y así, merece que lo odies por las limitaciones que te impone. No obstante, eres tú quien lo ha convertido en el símbolo de las limitaciones que quieres que tu mente tenga, vea y conserve.
El cuerpo representa la brecha que se percibe entre la pequeña porción de mente que consideras tu mente, y el resto d lo que realmente es tuyo. Lo odias, sin embargo, crees que es tu ser, el cual perderías sin él. Éste es el voto secreto que has hecho con cada hermano que prefiere caminar solo y separado. Éste es el juramento secreto que renuevas cada vez que percibes que has sido atacado. Nadie puede sufrir a menos que considere que ha sido atacado y que ha perdido como resultado de ello. UCDM C28 VI 679
Lecciones de Un Curso de Milagros
UCDM, en las lecciones 261 a 270 hace referencia, junto con estas lecciones, al cuerpo haciendo una rápida descripción de los conceptos de que es el cuerpo y su utilización.
El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios se imagina haber erigido para separar partes de su Ser de otras partes. Cree vivir dentro de esa cerca, para morir a medida que ésta se deteriora y se desmorona. Pues cree estar a salvo del amor dentro de ella. Al identificarse con lo que considera es su seguridad, cree ser lo que ésta es. ¿De qué otro modo, si no, podría estar seguro de que permanece dentro del cuerpo, y de que mantiene al amor afuera?
No perdurará. Sin embargo, para él eso supone una doble seguridad. Pues la temporalidad del Hijo de Dios es la «prueba” de que sus cercas funcionan y de que están llevando a cabo la tarea que su mente les asignó. Pues si su unidad aún permaneciese intacta, ¿quién podría atacar y quién podría ser atacado? ¿Quién podría ser el vencedor? ¿Quién la presa? ¿Quién podría ser la víctima? ¿Quién el asesino? Y si él no muriese, ¿qué «prueba» habría que el eterno Hijo de Dios puede ser destruido?
Es un sueño. Al igual que otros sueños, a veces parece reflejar felicidad, pero puede súbitamente revertir al miedo, la cuna de todos los sueños. Pues sólo el amor puede crear de verdad, y la verdad jamás puede temer. Hecho para ser temeroso, el cuerpo no puede sino cumplir el propósito que le fue asignado. Más podemos cambiar el propósito que el cuerpo obedece si cambiamos de parecer con respecto a su finalidad.
Es el medio a través del cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para condenarlo al infierno para siempre, el objetivo del Cielo ha substituido a la búsqueda del infierno. El Hijo de Dios busca la mano de su hermano para ayudarlo a marchar por la misma senda que él. Ahora el cuerpo es santo. Ahora su propósito es sanar la misma mente para dar muerte a la cual fue concebido.
Te identificarás con lo que pienses que te ha de dar seguridad. Sea lo que sea, creerás que ello es lo que tú eres. Tu seguridad reside en la verdad, no en las mentiras. El amor es tu seguridad. El miedo no existe. Identifícate con el amor, y estarás a salvo. Identifícate con el amor, y estarás en tu morada. Identifícate con el amor, y hallarás tu Ser.