Lección 199 Un Curso De Milagros
Lección 199 Un Curso De Milagros
Lección 199 Un Curso De Milagros
Introducción a las lecciones 181 – 200
1. El propósito de estas próximas lecciones es intensificar tu buena voluntad a fin de fortalecer tu débil compromiso y de fundir todos tus variados objetivos en un solo empeño. No se te pide que tu dedicación sea total todo el tiempo. Pero sí que practiques ahora a fin de llegar a alcanzar la sensación de paz que, aunque sólo sea de manera intermitente, tal compromiso unificado brinda. Experimentar eso es lo que hará que estés completamente dispuesto a seguir el camino que este curso señala.
2. Nuestras lecciones están ahora orientadas específicamente a ampliar tus horizontes, y a tratar de manera directa con determinados obstáculos que mantienen tu visión constreñida y demasiado limitada para dejarte ver el valor de nuestro objetivo. Lo que nos proponemos ahora es trascender esos obstáculos, aunque sólo sea brevemente. Las palabras en sí no pueden transmitir la sensación de liberación que se experimenta una vez que se han eliminado dichos obstáculos. Mas la experiencia de libertad y de paz que descenderá sobre ti cuando renuncies a tu férreo control de lo que ves será más que suficiente para convencerte. Tu motivación se intensificará de tal manera que las palabras dejarán de ser relevantes. Sabrás con certeza lo que quieres y lo que no tiene valor.
3. Así pues, comencemos la jornada que nos llevará más allá de las palabras, concentrándonos en primer lugar en lo que todavía supone un escollo para tu progreso. La experiencia de lo que existe más allá de toda actitud defensiva sigue siendo inalcanzable mientras se siga negando. Quizá esté ahí, pero tú no puedes aceptar su presencia. De modo que lo que nos proponemos ahora es ir más allá de todas las defensas por un breve intervalo cada día. No se te pide nada más porque no se necesita nada más. Ello será suficiente para garantizar que todo lo demás llegue.
Lección 199
No soy un cuerpo. Soy libre.
1. No podrás ser libre mientras te percibas a ti mismo como un cuerpo. El cuerpo es un límite. El que busca su libertad en un cuerpo la busca donde ésta no se puede hallar. La mente puede ser liberada cuando deja de verse a sí misma como que está dentro de un cuerpo, firmemente atada a él y amparada por su presencia. Si esto fuese cierto, la mente sería en verdad vulnerable.
2. La mente que está al servicio del Espíritu Santo es ilimitada para siempre y desde cualquier punto de vista, transciende las leyes del tiempo y del espacio; está libre de ideas preconcebidas y dispone de la fortaleza y del poder necesarios para hacer cualquier cosa que se le pida. Los pensamientos de ataque no pueden entrar en una mente así, toda vez que ha sido entregada a la Fuente del amor, y el miedo no puede infiltrarse en una mente que se ha unido al amor. Dicha mente descansa en Dios. ¿Y quién que viva en la Inocencia sin hacer otra cosa que amar podría tener miedo?
3. Es esencial para tu progreso en este curso que aceptes la idea de hoy y que la tengas en gran estima. No te preocupes si al ego le parece completamente descabellada. El ego tiene en gran estima al cuerpo porque mora en él, y no puede sino vivir unido al hogar que ha construido. Es una de las partes de la ilusión que ha ayudado a mantener oculto el hecho de que él mismo es algo ilusorio.
4. Ahí se esconde y ahí se le puede ver como lo que es. Declara tu inocencia y te liberas. El cuerpo desaparece al no tener tú ninguna necesidad de él, excepto la que el Espíritu Santo ve en él. A tal fin, el cuerpo se percibirá como una forma útil para lo que la mente tiene que hacer. De este modo se convierte en un vehículo de ayuda para que el perdón se extienda hasta la meta todo abarcadora que debe alcanzar, de acuerdo con el plan de Dios.
5. Ten en gran estima la idea de hoy, y ponla en práctica hoy y cada día. Haz que pase a formar parte de cada sesión de práctica que lleves a cabo. No hay pensamiento cuyo poder de ayudar no aumente con esta idea, ni ninguno que de esta manera no adquiera regalos adicionales para ti. Con esta idea hacemos resonar la llamada a la liberación por todo el mundo. ¿Y estarías acaso tú excluido de los regalos que haces?
6. El Espíritu Santo es el hogar de las mentes que buscan la libertad. En Él han encontrado lo que buscaban. El propósito del cuerpo deja de ser ahora ambiguo. Y su capacidad de servir un objetivo indiviso se vuelve perfecta. Y en respuesta libre de conflicto e inequívoca a la mente que sólo tiene como objetivo el pensamiento de libertad, el cuerpo sirve su propósito y lo sirve perfectamente. Al no poder esclavizar, se vuelve un digno servidor de la libertad que la mente que mora en el Espíritu Santo persigue.
7. Sé libre hoy. Y da el regalo de libertad a todos aquellos que creen estar esclavizados en el interior de un cuerpo. Sé libre, de modo que el Espíritu Santo se pueda valer de tu liberación de la esclavitud y poner en libertad a los muchos que se perciben a sí mismos encadenados, indefensos y atemorizados. Permite que el amor reemplace sus miedos a través de ti. Acepta la salvación ahora, y entrégale tu mente a Aquel que te exhorta a que le hagas este regalo. Pues Él quiere darte perfecta libertad, perfecta dicha, así como una esperanza que alcanza su plena realización en Dios.
8. Tú eres el Hijo de Dios. Vives en la inmortalidad para siempre. ¿No te gustaría retornar tu mente a esto? Practica entonces debidamente el pensamiento que el Espíritu Santo te da para el día de hoy. En él tus hermanos y tú os alzáis liberados; el mundo es bendecido junto contigo; el Hijo de Dios no volverá a llorar y el Cielo te da las gracias por el aumento de gozo que tu práctica le proporciona incluso a él. Dios Mismo extiende Su amor y felicidad cada vez que dices:
No soy un cuerpo. Soy libre. Oigo la Voz que Dios me ha dado, y es sólo esa Voz la que mi mente obedece.
Lección 199 Un Curso de Milagros